jueves, 6 de enero de 2011

DE COLECCIONES, VICIOS Y FAMILIA Cuando era pequeña coleccionaba absolutamente de todo. Mecheros por ejemplo. Sí, provengo de una larga casta de fumadores compulsivos, la niña no iba a ser menos. Mi padre me dio a probar mi primer cigarrillo cuando tenía 5 años de edad, me acuerdo como si fuera ayer mismo. Tampoco hay que darle mayor importancia si tenemos en cuenta que le encantaba hacerme lamer limones cuando era bebé para observar mis expresiones faciales, también probé el rapé (tabaco para esnifar) pero ya a los 7 u 8 años, claro, por la nariz era algo más serio; y me puso El Exorcista con 8 inviernos de tierna edad. Te quiero papi. Llaveros, mayormente de bebidas alcohólicas (mi tío Moncho trabajaba en no-se-qué empresa de licores)Eso sí, mi abuela Pichi niega y negará siempre que me diera a probar una cerveza antes de cumplir los 10. También coleccionaba gomas de borrar, afición heredada de mi tita Luli. Me encantaba ir a su casa y abrir la enorme caja de cartón que contenía gomas de mil formas y colores diferentes de cuando era pequeña, los 60, los 70... (dónde estarán esas gomas ahora? me darían algo por ellas en Ebay?)Me daba tanta envidia que mi primo Nono (hijo de mi tía) pudiera verlas siempre que quisiera, mientras que yo me tenía que conformar con verlas solamente cuando iba de visita (que no era poco a menudo) que decidí hacer mi propia colección más chula y molongui que la suya. Cuando mis colecciones de mecheros, llaveros y gomas de borrar se hicieron los suficientemente extensas como para no encontrar un lugar adecuado para cada una de ellas, las junté todas en un cubo rosa con tapa. Cúan fue mi sorpresa cuando, tras un caluroso verano, las gomas se habían derretido y se había convertido todo en una colección de meche-llave-gomas, todo mezcladito y pegajoso, pero esa es otra historia. También tuve una buena colección de sellos, a medias con mi padre (el del tabaco y las pelis gore)Hay que decir que hicimos algo de trampa, ya que el 90% de los sellos eran rescatados de la colección de mi abuelo Olo. Mi padre y él nunca se llevaron bien (padre e hijo, mi padre único varón, Franquismo, catolicismo y demás mierdas) así que yo no me enteré de que existía tal tesoro hasta que mi abuelo se cansó y se la cedió a mi padre. Juntos la retomamos y añadimos muchos hermanos sellos para que se pudrieran junto a los demás. Ahora los tienen todos mi padre, y si el día que muera, que espero sea dentro de mil millones de años, la zorra de su mujer me permite quedarme lo que legítimamente es mío, no dudaré en venderlos (cuánto me darían por ellos en Ebay?)

2 comentarios:

WMWìRiÄWMW dijo...

Pues las colecciones de sellos no se venden mal, ¡eh!

Yo colecciono desde siempre postales. Desde que mis hermanos se hicieron lo suficientemente mayores como para empezar a viajar solos, me mandaban cuando estaban en el destino.
Tengo de todo tipo, pero las que más me gustan (y las que siempre pido) son las aéreas, en las que se ve toda la ciudad. ¡Preciosas!

Pues como sigas con tu afición de coleccionarlo TODO vas a tener serios problemas...
Un beso! W.

Anónimo dijo...

las pelis gore me las envias a mi!